domingo, 21 de febrero de 2016

LA LLAVE PARA MEJORAR LA VIDA DE LAS PERSONAS


Hoy os quiero hablar de algo que me apasiona, del mundo de la educación y de la formación, de los educadores, de los docentes y de los maestros.

Os quiero hablar de esa profesión maravillosa que es el Arte de enseñar, del Arte de aprender y por tanto del papel de la educación y la formación en todos los ámbitos de nuestra vida, desde la escuela, hasta las familias, las empresas, universidades, etc

No hay una profesión más vocacional que la de maestro. Enlace: EN BUSCA DE NUESTRA VOCACIÓN. http://eloyrubio.blogspot.com.es/2016/02/en-busca-de-nuestra-vocacion.html

Y es que si queremos construir un mundo mejor para nuestros hijos y alumnos, necesitamos ofrecer y construir una buena educación.

Se trata de  elevar el listón hacia un nivel de calidad que permita  que nuestros alumnos y profesores adquieran las competencias y el desarrollo del talento que necesitan y por tanto poder ofrecer mejores resultados.

En nuestras manos tenemos la mejor medicina del mundo.

Tenemos que dar una medicina renovada, de buena calidad y adaptada a las necesidades del siglo XXI donde cobra vital importancia la sociedad del conocimiento, el mundo digital, los idiomas, así como el desarrollo del talento personal y profesional.

El sentido de la educación y la formación debe ser mejorar la vida de las personas ¡¡
Aquí está la llave para mejorar y cambiar el mundo ¡¡

Por tanto la educación y la formación es la mejor herramienta para mejorar la vida de las personas.

¿Qué podemos hacer ? Algunas ideas que quiero compartir:

-Inspirar, motivar y acompañar a nuestros alumnos empleando nuevas metodologías y tecnologías de acuerdo con sus capacidades.

-Ayudarles a superar barreras, para que puedan abrir no solamente la mente sino también el corazón.

-Fomentar su deseo de aprender, de enseñar, la iniciativa para que tenga sentido lo que van a hacer en la vida, su espíritu emprendedor, pensamiento crítico y todo ello para incidir de manera positiva en su felicidad, desarrollando sus capacidades y competencias.

-Fortalecer la capacidad para las relaciones sociales y humanas así como enseñar y transmitir unos valores que permitan vivir de manera más libre y democrática.

-Mejorar y desarrollar el nivel socioeconómico de las personas y territorios para mejorar la cualificación laboral y profesional, la productividad y la innovación de las empresas.


Os quiero contar la FÁBULA DE LA OSTRA Y EL PEZ (COSTA CABANILLAS, MIGUEL Y LÓPEZ MÉNDEZ, ERNESTO.” Manual para el educador Social (1996).Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales.)

 "Erase una vez una ostra y un pez. La ostra habitaba las aguas tranquilas de un fondo marino y era tal su belleza, colorido y la armonía del movimiento de sus valvas que llamaba la atención de cuantos animales por allí pasaban.

Un día acertó a pasar por el lugar un pez que quedó prendado al instante. Se sintió sumamente atraído por la ostra y deseó conocerla al instante. Sintió un fuerte impulso de entrar en los más recónditos lugares de aquel animal misterios; y así partió bruscamente veloz hacia el corazón de la ostra, pero esta cerró, también bruscamente, sus valvas.

El pez, por más y más intentos que hacía para abrirlas con sus aletas y con su boca, aquellas más y más fuertemente se cerraban.

Pensó entonces en alejarse, esperar a cuando la ostra estuviera abierta y, en un descuido de ésta, entrar veloz sin darle tiempo a que cerrara sus valvas. Así lo hizo, pero de nuevo la ostra se cerró con brusquedad. La ostra era un animal extremadamente sensible y percibía cuantos mínimos cambios ocurrían en el agua y así cuando el pez iniciaba el movimiento de acercarse, ésta se percataba de ello y al instante cerraba sus valvas.

El pez, triste, se preguntaba ¿por qué la ostra le temía?, ¿cómo decirle que lo único que deseaba era contemplar aquella belleza y compartir las sensaciones que le causaban?

El pez se quedó pensativo y estuvo durante mucho rato preguntándose qué podría hacer. De pronto, se le ocurrió una gran idea: "Pediré ayuda", se dijo. Sabía que existían por aquellas profundidades otros peces muy conocidos por su habilidad para abrir ostras y hacia ellos pensó dirigirse. Pero sabía que eran peces muy ocupados y no deseaba importunarlos. Deseaba que le escucharan y que le prestaran su ayuda.

Comenzó a dudar si aquella idea era tan buena. Pensó: "Seguro que estarán tan ocupados que no podrán ayudarme. ¿Qué puedo hace?" Tras pensar algún rato llegó a la conclusión que lo mejor era informarse por otros peces que les conocían cuál era el mejor momento para abordarlos y cómo tendría que presentarse.

Después de informarse muy bien, eligió el momento más oportuno y se dirigió hacia ellos. -

¡Hola! -dijo el pez -¡Necesito vuestra ayuda! Siento grandes deseos de conocer una ostra gigante pero no puedo hacerlo porque cuando me acerco cierra sus valvas. Sé que vosotros sois muy hábiles en abrir ostras y por eso vengo a pediros ayuda.

El pez continuó explicándoles las dificultades que tenía y los intentos por resolverlas. Llegó a decirles la sensación de impotencia que le entraba y los deseos de abandonar tras tantos intentos fallidos. Los peces le escucharon con suma atención. Le hicieron notar que entendían su desánimo pues ellos se habían encontrado en circunstancias similares.

Le felicitaron por el interés que mostraba en aprender y por la inteligencia que demostraba tener al pedir ayuda y querer aprender de otros. El pez se sintió mucho más tranquilo y esperanzado, les contó los temores que tenía al pedirles ayuda y fue "abriéndose" cada vez más a toda la información que aquellos avezados peces le contaban.

Escuchó con atención cómo ellos también habían aprendido de otros peces y cómo, incluso, hacían cursos de entrenamiento en abrir ostras. Escuchó cómo a pesar de sus habilidades había ostras que les resultaban difíciles de abrir, pero ello, más que ser un motivo de desánimo, les estimulaba a seguir investigando y reunirse para intercambiar conocimiento y mejorar sus prácticas en abrir ostras.

Los peces continuaron en animada conversación. -Mira, algo muy importante que has de lograr es suscitar en la ostra el deseo y las ganas de comunicarse contigo. -Y; ¿cómo podré lograrlo? -De la misma manera que tú has logrado comunicarte con nosotros y "abrir nuestras valvas " de pez.


-¿Cómo? -Tú deseabas que nosotros te escucháramos y te prestáramos ayuda. Nos has dicho que dudabas de si podrías lograrlo, ¿no es verdad? - Si, así es. –

Podías haberte quedado con la duda pero en lugar de eso diseñaste un plan de acción. Buscaste información acerca de nosotros, te informaste de cuál era el mejor momento de abordarnos y qué decirnos.

Tú sabías que nosotros éramos muy sensibles a la expresión honesta y sincera de “necesito vuestra ayuda”. También sabías que nos agrada, el reconocimiento de nuestra competencia y veteranía en abrir ostras. Te confesamos que todo ello nos agradó mucho.
También nos gustó tú mirada franca y serena y tus firmes y honestas palabras. 

Sí, en efecto eso es lo que hice. Ahora que lo decís, mis "valvas de pez" se sintieron también abiertas al notar que me escuchabais con atención. Me agradó mucho el que os hicierais cargo de mi impotencia y ¿por qué no decirlo?, me agradó también que me felicitarais por pediros ayuda. ..

-Claro, todo esto suele ser recíproco -contestaron los peces.

-Muy bien, pero ¿cómo podré hacerlo con la ostra?

No conozco su lenguaje, sus costumbres, sus miedos, no conozco tampoco qué es lo que le agrada...

-Bien, también has diseñado un plan de acción para "abrir la ostra",

El primer paso ha sido el de visitarnos para que te informemos de sus costumbres, de sus miedos, de todo aquello que le agrada…

Te podemos decir todo aquello que suele suscitar temor en las ostras. Les asusta el movimiento brusco de las aguas; de hecho habrás observado que cuando hay tempestades y se produce mucho oleaje las ostras están fuertemente cerradas.

Es por eso que si te acercas a ellas cuando hay muchas turbulencias tendrás grandes dificultades para lograr que se abran. Les asusta que algún animal se acerque de modo imprevisto. Les agradan, en cambio, los movimientos suaves, los besos y las caricias y que no se entre en sus interioridades sin antes conocerse durante algún tiempo. También les agrada mucho que se les hable en su lenguaje. Habrás observado que lanzan a través de sus valvas pequeñas pompas de aire. Si las observas con suma atención podrás aprender los códigos que utilizan.

De este modo, los peces continuaron asesorándolo. Le invitaron a pasar largos ratos observando el comportamiento de la ostra. Le invitaron también a asistir a alguno de los cursillos que organizaban y le regalaron "El Manual del abridor de ostras".

Tras varias semanas de observación, aprendizaje y entrenamiento, el pez pudo por fin disfrutar con aquella bellísima ostra

Pudo, ¡al fin!, lograr entrar en las interioridades de la ostra y compartir las sensaciones que le causaba. Pudo también abrir otras ostras, incluso ostras extremadamente sensibles y que se cerraban con suma facilidad.



Para terminar quiero poner en valor el papel de los formadores y docentes, son los peces más capacitados para abrir las ostras, para mejorar la vida de las personas, para transformar el mundo y poder así a aspirar a construir un mundo mejor.

#SeOsQuiere #GenteGenial

Eloy Rubio Aranda

Fundador y CEO de Solunova (Innovación para tu vida).

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